~ Elissabet.
Desperté por un olor a alcohol muy fuerte, y me
encontré con unos ojos verdes, unos ojos verdes que con solo mirarlos te
olvidas del mundo, pero me di cuenta que no estaba en mi habitación
— ¿Dónde estoy?, ¿Quién eres tú?, ¿Por qué me
duele todo?— dije con confusión e hice un gesto de dolor ya que mi cabeza me
bombeaba.
— estas en mi casa, soy Edward Lowell y te duele
todo porque unos imbéciles trataron de abusar de ti y yo te salve
— ¿Dijiste Edward Lowell?— Abrí los ojos, es
hermano de Taylor y Ana, ¿Por qué no hablaron de él? ¿Cómo van a hablar de él
contigo si te conocen desde ayer?
— Sí, ¿nos conocemos?— dijo confundido
— ehm no, pero conozco a tus hermanos, Taylor y
Ana.
— oh vaya, conoces a mis hermanos, ¿pero de dónde?
— de la universidad, por cierto soy Elissabet Brown—
le extendí la mano, a la cual le dio un beso, y me sonroje ¿Por qué me sonroje?
Admito es lindo pero debe ser igual a todos los hombres, mujeriego.
— Bien Elissabet Brown, toma aquí tienes para que
te cures las heridas— me dijo extendiéndome las cosas para que me curara sola,
pensé que él me iba a curar, ¿Por qué me sentí decepcionada?
— ¿Ehm ok?— le dije confundida y algo agobiada.
— ¿Qué pasa?
— Es que no me gusta la sangre— le dije, aunque la
sangre no me gustaba quería que me curara él.
— ah, a mí tampoco, pero de todos modos te ayudare—
wow, si es un caballero.
— Gracias— le dije sonriendo.
Comenzó a curar mis heridas, y me fije en cada una
de las facciones de su cara, tenía una mandíbula de un semi-dios, un pelo
alborotado, era rubio, o mejor dicho tenía un pelo dorado que al parecer era
muy rebelde por lo desordenado que era, vestía un traje, se veía formal, ¿Quién
rayos en este tiempo usa traje? Por favor estamos en el siglo XXI, pero a pesar
de todo, le quedaba muy bien, me mordí el labio, ¡¡ME MORDI EL LABIO!! Okey
esto se está volviendo raro, me atrae, SI SOLAMENTE TE TIENE QUE ATRAER, nada
más.
— Ay— dije con un gesto de dolor, cuando me veía
mis costillas.
— Lo siento, fue sin querer— me dijo con una cara
de culpa.
— no te preocupes— dije sonriendo débilmente—
estoy bien.
— ¿Segura?— me dijo con un tono aún preocupado.
— sí.
— Mmm ok— me dijo en un tono no muy convencido y
siguió curándome.
Quedamos en silencio, pero era cómodo, lo quede
observando un buen rato.
— ¿Y eres nueva por aquí?— me dijo mirándome, SUS
OJOS SON HERMOSOS.
— Ehm… vine con mi hermano—
— ¿y porque vinieron?, si se puede saber
— pues porque…— Cuando le iba a decir, un ruido
abajo nos interrumpió.
— Edward, baja sé que estas aquí— dijo una voz,
una voz muy conocida, era…
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