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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Capítulo 2~ Tú No Sabes Lo Que Es Ser Yo

~Alan

— Al— siento como me mueven

— Quiero dormir un poco más— hablo dormido

— Al, despierta tenemos clases— las pequeñas manos de mi hermana me siguen moviendo

— ¿Y si hoy no vamos?

— Alan— pone su voz seria

— Está bien, está bien. Ve a cambiarte de ropa para que nos vayamos— me estiro para despertar

— Ya me cambié— la miro, su cabello castaño está desordenado, sus ojos verdes me miran con inocencia y veo que está vestida de rosado

— ¿Y esa ropa?

— La tenía guardada

— Nunca te la había visto— frunzo el ceño

— No nos vemos mucho— ella se muerde sus labios y algo se encoge dentro de mí, levanto su barbilla para que me mire

 — Lamento eso… pero sabes que debo trabajar

— No tendrías que hacerlo si aceptaras el dinero de mamá— habla en voz baja, cierro los ojos tratando de controlar mi enojo… con la sola mención de esa señora, mi ánimo cambia.

— Ángella… no quiero hablar de eso contigo

— Nunca quieres hablar de nada conmigo

— Esos temas no son para niñas como tú

— Tengo siete años, no soy una niña— me río y me levanto

— Lo olvidé, ya no eres una niña. Eres toda una mujer— la miro detenidamente, ella me mantiene la mirada y finalmente ríe— no dejes nunca de reír principessa— ella me dice que me incline a su altura

— Eres el mejor hermano que una chica pudiese querer— dice para luego besar mi mejilla, la miro a sus enormes ojos verdes y beso su frente

— Te amo mucho, no lo olvides

— Y yo a ti— rodea mi cuello con sus pequeños brazos

(…)

— Cuando sea grande nos compraré una casa rosada gigante— me río

— No viviré en una casa de muñecas, olvídalo— acomodo su rosada mochila en mi hombro, me debo ver muy varonil vestido completamente de negro y con mochila de princesa

— Anda, di que sí. Será divertido, podrás tomar el té con Míster Panza— me hago una imagen mental de mi sentado con osos de felpa, una taza rosada en mis dedos conversando con mi hermana en una casa de Barbie, me río

— Sospecho que ese Míster Panza me roba las galletas— ella se ríe y doblamos en una esquina, veo su pequeña escuela unos metros más allá

Una vez que llegamos, veo como todos los niños se despiden de sus padres… me hubiese gustado que papá estuviese aquí. Todo era mejor cuando estaba.

— ¿Qué debes hacer cuándo salgas?

— Esperarte hasta que llegues— me contesta

— ¿Qué no debes hacer nunca?

— Hablar con extraños

— ¿Por qué?

— Porque no los conozco

— ¿Quién es el mejor hermano del mundo?

— Tú— me sonríe, adoro su sonrisa

— Que te vaya bien— beso su frente y ella corre hacia adentro

— ¿La adoras no es así?

— Es mi vida— le contesto a Beatrice, miro mi reloj y veo que es tarde para la estúpida escuela— luego nos vemos, se me hace tarde. Cuídala

— Claro que sí— me sonríe y prácticamente corro al instituto.

(…)

 Una vez que llego al edificio, entro y me doy cuenta de que los chicos están entrando a clases. Justo a tiempo… igual que siempre.

Camino a mi casillero y saco los cuadernos de la materia que toca, el científico es definitivamente lo mejor, y obviamente las clases de “clásico” son lo peor, es una pérdida de tiempo, es decir ¿para qué me sirve saber acerca de la división del trabajo? Es lo más tonto que he escuchado en mi vida, y eso que tengo una hermana de siete años con mucha imaginación.

Cierro el casillero y siento una vibración en el bolsillo de mi pantalón, saco mi celular y leo un mensaje:

“Grosse, el entrenador llama a una reunión extraordinaria ahora”

Genial, me perderé matemáticas— nótese el sarcasmo— sigo sin entender porque me metí en eso. Guardo nuevamente los cuadernos en el casillero, ya que las reuniones del entrenador siempre duran dos horas… y mi clase dura dos horas.

Camino hacia el salón que está al lado del gimnasio, veo que hay algunos chicos sentados esperando que el entrenador llegue.

Me siento en la última silla a esperarlo, miro por el salón y comienzo a buscarlo

— Sé que me amas Grosse, pero no tienes que buscarme tanto— escucho la burlesca voz de Matt

— No te emociones tanto Bartoli— le sonrío, Matt Bartoli… el amor de toda chica en este instituto… y la causa de porque estoy metido en futbol— Aun no entiendo porque tengo que estar yo aquí

— Tres motivos— con sus dedos hace un tres— Eres mi mejor amigo, eres excelente para el futbol y… las porristas son muy sexys

— Tres palabras— lo imito— no… me… interesa

— ¡Oh vamos!— reclama

— No soy bueno para el futbol— él pone una cara extraña y entrecierra los ojos

— En el último partido corriste desde mitad de área y le hiciste un gol a un chico que nadie le hace

— Digamos que las pelotas bajas no son lo suyo— sonrío

— Además… todas las chicas vienen a verte jugar— otra vez con el mismo tema

— En primera, viene por ti. En segunda… no me interesan las chicas

— No me digas que ya te volviste Marica— se burla

— No se trata de eso, es solo que… ya tengo una chica en mi vida y es la única a la que amo

— Tu hermana de siete años no cuenta

— Le diré que no te haga galletas cuando vayas— sonrío internamente

— ¡No! Sus galletas son deliciosas, les pone esas chispas de chocolate que son deliciosas… aun no me da la receta

— Estás loco— me río

— Tal vez, pero no me cambies de tema. Aun no entiendo porque odias a las mujeres

— Porque son mentirosas, traidoras y vanidosas— pienso en la mujer que me dio la vida… ¿Por qué tenía que abandonarme a mí? O pero aun ¿Por qué abandonó a su pequeña hija?

— Hermano… no todas son como tu madre

— No lo sé y no quiero averiguarlo tampoco— me giro hacia el frente y doy el tema como zanjado

El entrenador entra justo a tiempo para hablarnos de que es muy importante ganar este partido, porque es contra nuestros archirrivales los idiotas de Arizona.

Comienzo a pensar en… ¿Cómo alguien puede ser tan egoísta y vanidosa como para abandonar a sus dos hijos? Si papá hubiese estado vivo… quizás nada de eso habría pasado, quizás ella no se hubiese ido con su novio imbécil… ni yo tendría que haber madurado tan de golpe, quizás hasta podría querer a una chica.

Pero no, no fue así y debo dejar de fantasear, sacudo la cabeza y alejo todos esos pensamientos para concentrarme en lo que dice el entrenador.

Dos horas después finalmente el entrenador nos deja salir, tengo cinco minutos antes de que empiece mi próxima clase. Salgo rápidamente de allí y me dirijo hacia los casilleros. Saco mis cuadernos y camino en dirección contraria para llegar a biología.

Comienzo a mirar mi cuaderno para recordar que fue lo último que vimos, paso una hoja y siento como choco con alguien, despego la vista de mi cuaderno.

Miro de donde viene y veo que es el baño de mujeres, veo a la chica en el suelo, su cabello castaño claro rodea su pálida cara, sus ojos color pardo se ven furiosos… oh claro… ya sé quién es

— ¿Puedes tener más cuidado y dejar de pensar un minuto en el espejo del baño? — le digo serio, jamás había conocido a una chica tan superficial, egocéntrica y mal educada como ésta, seguramente en su casa le dan todos sus caprichos… odio la gente así. Ella me fulmina con la mirada


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